Tener hijos supone un trabajo en equipo, pero en la mayoría de los casos, la mayor parte del día a día sigue recayendo sobre las madres.
Por supuesto que esto es algo que no se puede generalizar. En algunas familias, el trabajo intenta ser distribuido 50/50, en otras un 70/30 etc. Pero, según los estudios (y encuestas a madres, trabajen o no), incluso en las familias en las que el padre ayuda un 50%, el trabajo duro sigue recayendo en las madres.
¿Por qué? Porque los hombres están dispuestos a ayudar, pero suelen necesitar que se lo digan, por lo que el trabajo mental de «Directora de Operaciones y Organización» recae casi siempre en la madre. (Decimos «casi siempre», porque obviamente siempre hay excepciones).
Pedir Ayuda
Aquellas mamás con parejas 100% comprometidas a hacer la mitad del trabajo, on incluso más, son afortunadas, pero no se libran del peso de «tener que pedir ayuda». Para recibir esa ayuda que la pareja tan dispuesta está a dar, primero hay que decirle qué tipo de ayuda se necesita. Por ejemplo «¿Puedes pasar por el supermercado y comprar fruta? ¿Puedes poner la lavadora? ¿Puedes llevar al niño a vacunar?»…..
La pareja, como buena pareja que es, hace lo que se le pide, pero su trabajo acaba ahí. Y generalmente, esas tareas sólo son hechas si se les pedi, pero pocas veces las hacen porque ellos mismos saben o piensan que deben de hacerlo. ¿Por qué? Porque la organización suele recaer sobre la mamá.
La diferencia entre los roles
La mayor diferencia entre mamá y papá (salvo excepciones, seguimos recalcando), es la carga mental a la hora de hacer las tareas familiares. Por ejemplo, papá pone la lavadora, tal y como se lo han indicado, y luego vuelve a lo que estaba haciendo.
La mamá, mientras tanto, va a poner la lavadora y ve que la cesta de la ropa recién lavada está llena de toallas, así que pone la lavadora y va al baño a doblar las toallas y guardarlas. En el baño, se acuerda de que falta pasta de dientes, así que intenta acordarse de apuntar «pasta de dientas» en la lista de la compra mientras guarda las toallas.
Una vez guardada las toallas, se dirige a la cocina para apuntar «pasta de dientes» en la lista y ve que la mesa está llena de trastos. Empieza a recoger la mesa, mientras revisa mentalmente qué otras cosas faltan comprar para apuntarlas en la lista…… Y así sigue la historia ¿Te suena familar?
La carga mental de una madre
Todas estas funciones que se van acumulando van formando una carga mental. De esa manera, una mamá que está haciendo la cena, está pesando varias cosas «tengo que pedir las verduras hoy si quiero recibirlas mañana», «tengo que añadir pasta de dientes a la lista de la compra», «se me ha olvidado pagarle a la niñera el mes pasado», «el niño ha vuelto a crecer y ya no le vienen los pantalones, tengo que pasar por la tienda», » a la niña le toca la siguiente vacuna, tengo que coger hora en el pediatra», «no quedan camisas limpias, hay que poner la lavadora urgentemente»….
Esta lista de tareas pendientes va rumiando por tu menta hagas los que hagas, incluso si intentas relajarte viendo una película, vas acordándote de cosas que todavía hay que hacer.
Los maridos, mientras tanto, ponen la lavadora, pero no caen en la idea de doblar y guardar las toallas la limpias por ellos mismos.
Como cuenta una de nuestras mamprendedoras: «Le pedí a mi marido que por favor sacase el biberón del lavavajillas. Cuando me levanté en mitad de la noche para dar el biberón, me encontré con el lavavajillas abierto, el biberón fuera, pero desmontado y el resto de las cosas aún dentro del lavavajillas».
Cuando nuestras parejas nos dicen, que les digamos lo que necesitamos, lo que en realidad están diciendo, es que ellos no van a llevar ninguna carga mental. No lo hacen a malas. Hemos crecido en una sociedad, en la que este es el rol que se le impone sin querer a cada género. Y mientras tanto, la carga mental de la madre, se va haciendo cada vez más grande, quitando sitio para cosas para ella misma.
La carga mental de una mamprendedora
En el caso de las mamprendedoras, la carga mental se multiplica por dos. Por un lado, están los pensamiento de organización y tareas de la familia y, por otro, la planificación y tareas de la empresa.
Como damos por hecho que esto es así, una mamá emprendedora cae en peligro de burn out, pues su cabeza nunca encuentra momento para relajarse y simplemente no pensar en nada.
Cómo evitar la carga mental
Evitar esta carga mental no es fácil. Llevamos este tipo de vida muy interiorizado. Sin embargo, poco a poco podemos intentar mejorarlo y darle un respiro a nuestra cabeza.
- Comunicar y dar más responsabilidad a nuestras parejas
Es importante que hablemos de esto con nuestra pareja, pero de un modo objetivo y sin echar culpas. Al fin y al cabo, ellos no son conscientes de esta problemática. A la hora de repartir tareas, es importante hacerlo desde el principio, incluyendo la planificación. Por ejemplo, si él es el responsable de la ropa limpia, es él el que tiene que darse cuenta de que ya no quedan toallas.
En el mejor de los casos, es importante que aboguemos por el tiempo de paternidad y que los padres pasen más tiempo en casa cuando nace un hijo. - Dejar de lado el perfeccionismo
Nadie va a morir si ya no quedan camisetas limpias o falta pasta de dientes. Date un respiro en algunos cosas y oblígate a no agobiarte por ello. - Enseña a tus hijos a que no hay roles de género y que deben de ayudar
No permitas que tus hijos e hijas caigan en la misma trampa. Enséñales a que el hogar y la familia son cosa de dos, seas chico o chica. Además, dependiendo de su edad, crea ciertas tareas de las cuales ellos sean los únicos responsables. - Practica la meditación
Los beneficios de la meditación son inmensos. En este caso, te ayudarán a limpiar tu mente y darle un pequeño respiro cada día. La meditación también evitará que la carga mental te cause estrés o depresión y ayudará a mejorar tu memoria y estado de ánimo. - Planifica días libres
Échale un vistazo a tu calendario y planifica al menos dos días al mes que serán tus días libres. En estos días, estarás libre de trabajo, tareas del hogar y de ser mamá. Úsalos para lo que tú quieras y te ayude a relajarte: ve a un spa, vete a nadar, pasa el día leyendo un libro, haz deporte, prueba una clase de algo nuevo…. ¡Tú decides! - Duerme lo suficiente
Las consecuencias de dormir mal o demasiado poco son pésimas para tu salud física y mental, también para tu estado de ánimo. Organízate como puedas para recibir el sueño necesario y, si no puedes, introdúcelo en tus días libres. - Intenta no procastinar
Todas solemos procastinar, especialmente si tenemos ante nosotras una tarea importante, pero que no nos apetece hacer.
EL problema de procastinar es que no es otra cosa más que perder el tiempo. Y tiempo es tu bien más valioso. Un tiempo en el que podrías haber trabajado, relajado… Si pierdes el tiempo, solamente acabarás teniendo más estrés. - Planifica tiempo con tus hijos
Nada duele más, que sentir que no estás siendo suficientemente buena como madre.
Cuando tus hijos sean mayores, no se acordarán de si la casa estaba limpia, pero sí de si su madre jugaba con ellos y lo pasaban bien juntos. Planifica momentos en los que pongas toda tu atención en jugar con tus hijos. - Intenta conseguir ayuda
Si es posible, considera contrata a alguien para hacer ciertas tareas del hogar. O a lo mejor tienes algún familiar que te pueda echar un cable. Desecha la idea de que nadie lo va a hacer tan bien como tú y delega ciertas tareas a otras personas.