Quejarse es deporte mundial. Todo el mundo se queja. Y es que siempre hay razones para quejarse. Tienes hambre, algún tonto en el coche casi te da un golpe o se queda parado en un semáforo en verde, estás cansada, la reunión dura demasiado, tus hijos gritan mucho…. Estamos tan acostumbradas a quejarnos, que yaSigue leyendo «Una semana sin quejarse»